sábado, 30 de enero de 2010

Inquina




"Estoy contento,
yo no sé qué es lo que siento,
voy saltando,
como el rio, como el viento…"

Billo Frómeta.

Nada como una derrota del Magallanes para alegrarte la vida. Yo disfruto mucho cuando ganan los Tigres, o las alicaídas Águilas, pero nada que se compare con el éxtasis, la euforia de una derrota del Magallanes. Ayer, luego de terminar el juego, y en medio del nirvana causado por la estrepitosa derrota de la siniestra nave bucanera, me vino a la mente una oda a su derrota:

Inquina.

Duerme, duerme.
descansa en paz, Magallanes.
Que el fondo del oscuro océano
que pretendiste navegar
acoja tu infame nave.
Sean silenciados tus acólitos,
sean todos silenciados.
Que tu nombre sea sumido en el polvo y el olvido
ahora y por siempre.
Por los siglos de los siglos de los siglos…
Amen.

Lo malo es ahora calarse a los leoneros, que tampoco son monedita de oro ni mucho menos un dechado de humildad, como si lo son los fanáticos de los Tigres o los Cardenales cuando ganan. Si embargo apreciamos su labor de destrucción de la infame y dañina nave pirata. Al respecto, me voy a permitir transcribir las instrucciones que según Borges, le dio el joven emperador de China al almirante Kuo-Lang, encargado de destruir la flota pirata de la viuda Ching:

"Hombres desventurados y dañinos, hombres que pisan el pan, hombres que desatienden el clamor de los cobradores de impuestos y de los huérfanos, hombres en cuya ropa interior están figurados el fénix y el dragón, hombres que niegan la verdad de los libros impresos, hombres que dejan que sus lágrimas corran mirando el norte, molestan la ventura de nuestros ríos y la antigua confianza de nuestros mares. En barcos averiados y deleznables afrontan noche y día la tempestad. Su objeto no es benévolo: no son ni fueron nunca los verdaderos amigos del navegante. Lejos de prestarle ayuda, lo acometen con ferocísimo impulso y lo convidan a la ruina, a la mutilación o a la muerte. Violan así las leyes naturales del Universo, de suerte que los ríos se desbordan, las riberas se anegan, los hijos se vuelven contra los padres y los principios de humedad y sequía son alterados... Por consiguiente te encomiendo el castigo, almirante Kvo-Lang. No pongas en olvido que la clemencia es un atributo imperial y que sería presunción en un súbdito intentar asumirla. Sé cruel, sé justo, sé obedecido, sé victorioso."

Jorge Luis Borges, La viuda Ching.

A pesar de no ser Leonero, no podemos sino reconocer que los Leones supieron seguir las instrucciones del emperador con respecto a los bucaneros: Fueron inclementes, crueles, justos, obedecidos, victoriosos. Así sea.

PD. El solo hecho de ver la cara de ponchaos, la cara de derrota, el silencio sepulcral de ciertos magallineros me ha iluminado el espíritu con el fulgor de 1000 soles esta semana. Ante la imposibilidad de entablar confrontación directa con el enemigo, para evitarme más problemas de los que ya tengo, tengo que conformarme con estas pequeñas migajas de venganza.