viernes, 31 de octubre de 2008

El colisionador de Hadrones.

“Our hopes and expectations
Black holes and revelations”
Muse

Por medio de un joven sobrino que ha estado un poco aprehensivo al respecto, he llegado a enterarme tardíamente de toda la alharaca acerca del famoso ‘Colisionador de Hadrones’. Curioso sobre estos temas desde la niñez, entiendo algo de estos asuntos sin entrar a los detalles que solo manejan los físicos. Para los no legos en estas materias, debemos aclarar que este aparato es un simple acelerador de partículas atómicas, solo que ahora han hecho uno de escala ciclópea. Para los demás, comencemos por partes: Todos sabemos que los átomos no son partículas sólidas, están formados por un núcleo formado por neutrones y protones, y alrededor del núcleo, los electrones giran a gran velocidad. Ahora bien, al igual que un átomo no esta de hecho de materia sólida, los protones, electrones y neutrones no están hechos de materia sólida, si no que están compuestos por partículas más pequeñas y estas partículas a su vez, están compuestos por partículas más pequeñas. Pero, ¿como sabemos esto? Gracias a experimentos hechos en los aceleradores de partículas.

Imagínense a un gigante aro vacío por dentro. Imaginen que ese aro tiene un campo magnético alrededor de su corte transversal, un campo tan poderoso que puede hacer que un átomo o varios átomos o partículas sub atómicas, giren a velocidades cercanas a la de la luz dentro de ese aro. Si tienen dificultan para imaginar eso, traten de imaginar un aro de Ula-Ula, de esos que tiene unas pelotitas adentro para suenen como una maraca. Imaginen las pelotitas girando dentro del aro a gran velocidad. Imaginen ahora que las pelotitas son átomos o partículas sub atómicas. Eso es un acelerador de partículas. Solo que ahora han hecho en Suiza uno con la épica escala de 27 Km. de diámetro. ¿Para que hacen esto? Cuando las partículas chocan a gran velocidad, los átomos se descomponen y los científicos tienen técnicas para ‘ver’ (no las ven realmente, y no entraremos en estas honduras) las sub partículas que las componen. Es así como sabemos que los átomos y las partículas sub atómicas primarias, no son sólidas, sino que están compuestas de partículas mas pequeñas.

¿Y porque se hizo esta nueva instalación tan grande y tan costosa? Se hizo para reproducir las condiciones primigenias del universo, para recrear esa ‘Singularidad’ electromagnética que reinaba antes del ‘Big Bang’ que origino el universo. Se trata de bombardear partículas atómicas en un punto del colisionador hasta comprimir la materia en una escala nunca vista en la tierra. Y aquí es donde entran en escena los profetas del desastre: Ellos aducen que ese experimento podría generar mini-agujeros negros, que pronto comenzarían tragarse a toda la materia alrededor. En cuestión de segundos, la Tierra entera seria destruida. Luego seguiría el sistema solar completo. Ni los hipotéticos marcianos o venusinos se salvarían. A los que sientan alarma ante esta perspectiva, debo avisarles que no ha nada que tener: Nuestra desaparición seria rápida e indolora, no habría dramáticas escenas hollywoodenses a la manera de ‘Doom’s Day’, ni tiempo de ir a rogar en las Iglesias, seria tan rápido como apagar la TV:

-Carola, puedes por favor pas…



y se acabó el mundo y sus miserias, sus guerras y sus iniquidades. Como les dije, rápida e indoloramente. .

Por mi parte, confío en el criterio de los 600 científicos europeos que declaran que el experimento es seguro y en sus razonamientos. Creo que no debemos temer a esos hipotéticos mini agujeros siderales. No obstante, temo mucho a un agujero roji-negro muy real, que se encuentra al final de la Avenida Urdaneta, en Caracas. Su capacidad de absorber y destruir todo es asombrosa: En 10 años se ha tragado 700 mil millones de Dólares, la capacidad de la industria petrolera venezolana, casi toda la industria agropecuaria nacional, la mayoría de los medios de comunicación radioeléctricos, la independencia de los poderes del país, la profesionalidad y operatividad de las fuerzas armadas, el 60% de la industria manufacturera nacional, la unidad de los Venezolanos, la esperanza de un futuro mejor… Este el agujero negro al que hay que temer.

A los que todavía creen que el experimento de marras puede salir mal a pesar de la afamada presicion de los suizos yo les digo que le den a los científicos su voto de confianza, nada malo va a pasar: Vamos, arriba ese ánimo, que solo se trata del fin del mundo.


Un video muy gracioso al respecto:

http://es.youtube.com/watch?v=HjN1E0ioJVM

Un video bastante grafico y sombrío

http://es.youtube.com/watch?v=BXzugu39pKM&feature=related

jueves, 16 de octubre de 2008

Una supuesta cerveza

"Padre, aparta de mí este cáliz."
Jesus, el Cristo.

Deploramos el reciente lanzamiento al mercado de una nueva cerveza ‘Extra-Light’, como si no fuera suficiente con esa infame colección de orines rancios que dan por llamar cervezas ligeras. Victimas de los todopoderosos expertos en mercadeo que propugnan el advenimiento de la nueva era del Fitness y el Low Carb Food, las cervezas criollas compiten unas con otras a ver quien es mas Light, es decir, mas desabrida y con menos cuerpo, en una carrera suicida que parece tener fin solo cuando nos vendan ‘Cervezas’ con una composición de 100 % agua pura del manantial y 0% de alcohol. Simplonas limonadas disfrazadas de dignas hijas del lúpulo.

Aparte de la Solera Verde, solo queda la ‘Cerveza Tovar’ como testimonio en estas tierras de lo que debe ser una cerveza de calidad. Extrañamos los tiempos en el país había cervezas como la vieja cerveza regional (la antigua cerveza Zulia) una cerveza ligeramente oscura, con una personalidad, bouquet y sabor muy diferenciados. La rueda del progreso y del mercadeo aplastó las diferencias, y ahora el monótono y desabrido sabor ‘Light’ reina de manera suprema, para desventura y desazón de los catadores de verdadera cerveza. Como si no fuera suficiente con un país forzadamente pintado de rojo rojito, el país cervecero es todo Light, very Light. Advertimos a la Polar de que si osan tocar a la Solera Verde, conocerán la ira infinita de un fundamentalista del lúpulo, de un Osama de la cerveza criollo. Ha llegado la hora de tomar acción.

En el nombre de Baco, en el nombre del espíritu del lúpulo, en el nombre de los fermentadores de cebada en Babilonia, en el nombre de los monjes destiladores de Flandes, en el nombre de los maestros cerveceros de Pilsen, en el nombre de Olafo el amargado y de Homero Simpson, conmino a los catadores de cerveza venezolanos a que comencemos la revolución anti-light. Hagamos una marcha hasta las fábricas de cerveza en Valencia, Caracas, Barquisimeto o Maracaibo para demostrar nuestro poder. Nuestros gritos de guerra serán:

“Arriba, Abajo, las Light pa’l carajo” o
“No queremos limonadas, déjense de guevonadas”
“Uh, Ah, la panza no se vá”.

Es sábado, paso enfrente de una licorería con sus habituales borrachines. Se que no habrá ninguna revolución. Obnubilados por una aplastante publicidad, los viejos catadores de cerveza han sido reprogramados para olvidar el pasado y solo recordar las cervezas de esta etapa del oscurantismo Light. La gran mayoría de ellos carece de criterio propio y de sentido histórico. Son como aquel tonto que luego de ver los peces de una pecera por 10 minutos, comienza a hacer burbujas con su propia saliva: Blub, Blub, Blub… A los jóvenes catadores no se les puede culpar. Son como un animal que nació en una oscura cueva y no extraña la luz, la cual desconoce. Habrá que resignarse a esta arbitraria imposición de las maquinarias del mercadeo, no sin dejar constancia de nuestra repulsa. Como extrañamos una ‘De Konig’, una ‘Palem’ o una ‘Tuborg’. Ah, las amarguras sin fin de los desarraigados, de los que no saben a donde pertenecen.

PD: Escribí este articulo el día Domingo. Ayer miércoles, Carolina me recordó que efectivamente hubo una cerveza con 0% de alcohol, un vil engendro llamado ZERO, el cual duró un mes en el mercado antes de desaparecer de la historia. Quizás haya algo de sensatez por allá afuera…

lunes, 13 de octubre de 2008

Una imagen perturbadora.

“Valle de balas,
vivo en un valle de balas,
valle de balas,
la ciudad esta brava”.


Desorden Público.

Pensaba escribir este fin de semana sobre un tema menos sombrío, quizás sobre el famoso ‘Colisionador de Hadrones’ o sobre la música de ‘Porcupine Tree’, pero, ¿Cómo podría? En mi mente reinaba de manera obsesiva la chocante, la contundente imagen vista el Jueves mientras leía el periódico: Un moto taxista yacía muerto en un charco de sangre, justo en la entrada principal del Centro Comercial el Recreo, uno de los ‘mall’ mas importantes de Caracas. Unos compañeros de trabajo del fallecido hacían un corro alrededor del cuerpo. A dos metros más allá, la vida continuaba, y cruzando su mirada hacia otro lado, los transeúntes entraban y salían presurosos, pendientes de sus asuntos personales: Aquella chica quizás iba a Zara a ver las ofertas, ese otro quizás iba a encontrarse con su novia en la entrada del cine, aquel otro acaso iba a comprar un libro. Los miembros de la clase media venezolana se han convertido en una colección de avestruces, y creen que eso los va a eximir de ser la próximas victimas.

No en vano, la última edición de la prestigiosa revista ‘Foreign Policy’ ha elegido a Caracas como la ciudad más peligrosa del mundo, con una rata de 130 homicidios por cada 100 mil habitantes. Si la memoria no me falla, la siguiente ciudad en la lista tenia una rata de 70 muertes por cada 100 mil. Creo necesario recordar que las estadísticas oficiales son de dudosa exactitud, dada la ingeniosa política implementada por un rojo superagente policial según la cual ciertas muertes no cuentan. Por ejemplo, los crímenes que son resultado de ajustes de cuenta entre bandas no son contabilizados como homicidios de ‘Gente decente’. Tampoco los crímenes pasionales cuentan, según esta peculiar manera de contabilizar la violencia que azota al país. La cifra real debe ser mas contundente aun, y ahí estaba ese cadáver tirado en el suelo, para recordarnos que vivimos en la ciudad mas violenta del mundo. Un dudoso honor que suponemos pronto será desmentido por el eficiente ministro de propaganda revolucionaria, a pesar de que dentro de las estadísticas de ese mismo día, murieron cuatro personas durante en un tiroteo en un velorio, incluyendo un desvalido en silla de ruedas, y a pesar de que esta misma semana el CICPC encontró en Petare una fabrica de balas con capacidad para producir 20 mil municiones al mes. Nos imaginamos que para abastecer las necesidades del Oeste de la ciudad, otra oculta factoría produce eficientemente un número equivalente de rondas en alguna parte de La Silsa o de El Manicomio.

Nos hemos acostumbrado de tal manera a la violencia cotidiana que estas imágenes ya no nos chocan, estamos inmunizados contra el natural estupor que debería causar la muerte violenta de un ser humano. Cuando nos toca presenciar uno de estos eventos, simplemente apartamos la vista e internamente rogamos a Dios, a la suerte o a quien sea que este destino nunca nos toque a nosotros. Tanta es la costumbre, que cuando vemos en los diarios que la cifra de asesinatos es de 30 personas en un fin de semana, un verdadero parte de guerra interno, nos alegramos de que la cifras estén bajas. Esto es una verdadera anormalidad, es la excepcionalidad de una criminalidad rampante convertida en norma de nuestras vidas. Como contraste, recuerdo la alarma que había el pasado mes de Marzo en Toronto, una ciudad de 6 millones de habitantes, porque había habido 6 asesinatos en 2 semanas y para el habitante promedio de esa ciudad, esto era motivo de gran alarma y preocupación. Como resultado, las autoridades policiales dieron una ruda de prensa para explicar las medidas a ser tomadas para reducir una ola de crímenes de los ciudadanos de Toronto justamente juzgaban intolerable.

¿Que hacer? Cualquier persona no experta en el tema sabe que este es un tema muy complejo, cuyas raíces están en la pobreza y la falta de educación, y cuyas soluciones de fondo son a largo plazo: Educación, empleo, prosperidad, oportunidades. Solo podemos decir que este fenómeno es un signo de la profunda descomposición que afecta nuestra sociedad, y evidencia contundente de cómo este proceso se ha profundizado en los últimos 10 años, a pesar de todas las peroratas oficiales al respecto. Al contrario, sabemos que el odio social se ha exacerbado en los últimos años, estimulado por el discurso violento y divisionista del gorila de la gorra roja. Por ahora, solo podemos exigir al estado que al menos sea más eficiente en aplicar el paño caliente de la represión policial y su contraparte procesal. Si el gobierno aduce falta de recursos, le podemos sugerir tomar prestadas unas 25 maletas repletas de dólares, de esas que tan frecuentemente salen de antro de peculado que ahora es PDVSA.

En los barrios Caraqueños, el hampa impone su ley del terror, su estado de sitio hamponil contra las clases populares todas las noches. Ellos son la carne de cañón, las tropas en el frente de batalla de esta guerra sorda e implacable. La clase media, a su vez, se encierra en sus guetos, cierra las entradas, paga a vigilantes, pone rejas, alambres de púas,rayos infrarojos, candados, alarmas, y se agazapa frente a su TV, esperando que ese tiroteo que resuena en la atemorizante noche del valle de Caracas, este sucediendo lejos, muy lejos…

PD: Estoy publicando esta entrada el dia lunes a las 4:35 pm. Acabo de leer la version Web del diario y veo este titular: 'Asesinados dos jóvenes al lado del palacio de Miraflores'. El que quiera ver (y tomar acción) que vea.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Llueve

Anoche llovió copiosamente. Impenitente insomne, sentí la necesidad de escribir algo y este fué el resultado. A los escasos lectores, pedimos excusas por las faltas de estilo de esta escritura en caliente.

Llueve.

Hacia la medianoche,
la noche comenzó a llorar.

El oscuro silencio nocturno
se ve alterado con el traquetear de las primeras gotas
contra los tejados.

El dulzón aroma
de la maleza húmeda junto a mi ventana,
me invita a asomarme.

Una pequeña araña trata torpemente de salvar su red.

El fulgor de un silente relámpago
nos muestra fugazmente
el verdor del cañaveral,
y el azul profundo de la montaña.

Una palmera da brazadas en el aire,
sacudiéndose el agua.
Los bucares, poco dados a estridencias
se mecen con mesura.

Plateada y ligera, una gota de agua
cae con parsimonia
frente a la ventana:
Tac, Tac, Tac, Tac…

La noche esta fresca
y la calmada lluvia cae, cae…

En la feliz conjunción
de un hombre y una ventana,
la lluvia y la noche
ofrecen sus dones.

Gustavo Nava, 8 Octubre 2008.

lunes, 6 de octubre de 2008

Una nota sobre Montejo

A cuatro meses de la partida del insigne poeta caraqueño Eugenio Montejo, no podemos evitar expresar nuestra censura al estruendoso silencio oficial al respecto. No hubo una reseña en el noticiero del estado, ni siquiera una escueta nota de condolencia en la prensa escrita. El silencio. La Nada. Pero no sé porqué hemos de sorprendernos, si esta ha sido la sistemática conducta oficial cuando murieron Uslar, Liscano y cualquier intelectual que haya osado expresar un ápice de desacuerdo con cualquiera las reveladas verdades revolucionarias sostenidas por el hegemón de la gorra roja o por alguno de sus capitostes. Sin embargo hemos notado, no sin cierto escozor, que para hacer sentidas loas en la asamblea nacional, especiales en TV y hasta estatuas a cierto criminal colombiano felizmente fallecido este año, ha habido una disposición y diligencia notables.

Montejo era mi vecino, cuando yo vivía en los Palos Grandes, en Caracas. Residía en un edificio transversal al ‘Anna Maria’ y justo al lado de donde vivió el llamado ‘Mounstro de los Palos Grandes’. Tenia la muy europea costumbre de comprar diariamente en el Excelsior Gamma de la tercera avenida los víveres de la cena: algunos vegetales, quesos y ocasionalmente una botella de vino para compartir con su esposa. Yo, pedestre e infeliz alcohólico, coincidía muy frecuentemente con el poeta en la cola de la caja rápida, con lo que era mi habitual cena en esos días: Dos bolsas de chicharrón picante, y dos Six-pack de ‘Solera Verde’. Debido a la frecuencia de los encuentros en el supermercado, alguna vez contemplé la posibilidad de pedirle que me firmara un ejemplar de los ‘Papiros Amorosos’, pero desistí de la idea. Callado, circunspecto y humilde, como corresponde a los que saben que no tienen que demostrarle nada a nadie, sospeché que no gustaba de ser reconocido o molestado en la calle.

La última vez que estuve en el apartamento, fue antes de partir en un viaje de trabajo a Canadá, a principios del pasado mes de Enero. Por alguna razón el servicio de Taxi me falló ese día, por lo cual entregué las llaves al conserje y me dirigí a la salida. Al salir por la puerta del edificio, me di la vuelta, miré hacia arriba y dije para mis adentros: !Vayan a joder al coño de su puta madre, partida de malditos miserables! Con la insuperable pesadumbre de los vencidos y los espíritus desvencijados, salí a la calle con mis dos maletas a buscar algún trasporte al aeropuerto. Había en las calles la habitual modorra y soledad de los primeros días del año, por lo cual decidí caminar hasta la cuarta avenida a buscar un taxi. Durante ese trance de iniciar mi exilio de Caracas, me crucé con el poeta, que caminaba en dirección opuesta, y en ese momento consideré significativo (no se de qué manera) el haberme topado con el único vecino al que tenía en estima, a pesar de que ni siquiera lo conocía personalmente. Ignoraba que le quedaban 5 meses de vida. Ignoraba también que cuando leyera esa noticia en Junio, estaría en Venezuela. Pero, ¿que carajo sabemos nunca de lo que nos depara el destino?

Como un pequeño homenaje a este alto alquimista de la palabra que era Montejo, y a la vez como remembranza de mi padre, he transcrito este poema, que a su vez fue escrito por el poeta como homenaje a su propio padre:


Caballo Real.

Aquel caballo que mi padre era
y que después no fué, ¿por donde se halla?
Aquellas altas crines de batalla
en donde galopé la tierra entera.

Aquel silencio puesto dondequiera
en sus flancos con tactos de muralla;
la silla en que me trajo, donde calla
la filiación fatal de su quimera.

Se que vine al trecho de su vida
al espoleado trote de la suerte
con sus alas de noche ya caída,

y aquí me desmontó de un salto fuerte,
hízose sombras y me dió la brida
para que llegue solo hasta la muerte.

Eugenio Montejo. 1928-2008.

jueves, 2 de octubre de 2008

Un atroz ejercicio de imaginación.


Imagínense a una señora con un collar de explosivos fijado alrededor de su cuello. Imaginen su terrible miedo, su horror ante una cruel e inminente muerte. Imaginen ahora que los captores, en un vil engaño, le hacen creer a la victima y a su esposo que ella será liberada de su terrible trance. Imaginen que durante el momento de la entrega, hacen detonar la carga explosiva y le vuelan la cabeza a la señora, en presencia de su esposo y de las cámaras. Imaginen el cadáver decapitado, los restos del cráneo esparcidos en el suelo.

Imaginen ahora ocho infantes de la marina venezolana amarrados de la espalda en Cararabo, un remoto puesto fronterizo entre Venezuela y Colombia. Imaginen ahora que uno a uno les hacen un corte transversal en la garganta, les meten la mano por el agujero hecho en el cuello, y les halan la lengua, de tal manera que esta quede colgando del pecho a manera de grotesca corbata. Imaginen que cuando les hicieron eso, estaban con vida. Imaginen que eran unos simples reclutas, muchachos provenientes de las clases populares. Imaginen que solo tenían entre 18 y 21 años.

Imaginen ahora que al responsable de estas dos atrocidades puntuales y de mil barbaridades más, un viejo criminal que al que le gustaba tener una toalla amarillenta colgada del hombro, un tal ‘Tiro Fijo’, se le hace una estatua en la parroquia del 23 de Enero de Caracas. Imaginen que sentirán en Colombia y también en Venezuela las victimas de secuestros y de los carros bomba, los mutilados por las minas sembradas en el campo, los deudos de los asesinados. Imaginen que el dinero del estado Venezolano se gastó en esta estatua. Imaginen que hasta un rojo alcalde estuvo en la develación de la estatua. Imaginen lo inimaginable, imaginen que nada de esto es imaginación.

Piensen en esta vergonzosa certeza cuando vayan a su cama hoy.