viernes, 19 de marzo de 2010

Varios 18-03-2010




I
Es menester ponerme al día con ciertos adelantos tecnológicos, por ejemplo, la compra de tickets de cine por internet. Es Martes, estoy enfrente de la maquina de los tickets a las 6:30 de la tarde, y ya no hay boletos disponibles para la función de ‘Shutter Island’ a las 8:10. La chica que asiste a los neófitos en el uso de la maquina me pregunta: ‘¿Alguna otra película señor? ‘. Claro, quisiera ver una función privada de ‘Mámame el guebo rico, mamita’ pienso sin hablarle, y luego me retiro, refunfuñando. No me gusta que me alteren mis planes. Al bajar por la escalera mecánica me encuentro de frente con la tienda de discos Esperanto y entro con la esperanza de encontrar el nuevo CD de Porcupine tree, ‘The Incident’. El Lunes pasado me entere de su salida al mercado en Octubre del 2009, y tengo urgencia de escucharlo. Previsiblemente, mi búsqueda es infructífera. Yo me imagino que los dueños de la tienda hacen lo mejor posible, pero la variedad y cantidad de discos de Rock en la tienda es realmente exigua, supongo que por la dificultad de obtener dólares de Cadivi. Eso sin contar que además muy pocas personas en este país conocen al supervo árbol puercoespín y su increíble música. Iluso yo, que pensaba que quizás podría haber conseguido el disco aquí. Tendré que bajarlo con Ares el próximo fin de semana, en La Victoria. Que atmosfera tan opresiva hay en este país, las limitaciones y las carencias ocasionadas por este régimen cada vez se hacen más ostensibles y generalizadas.

II
Empiezo a caminar sin rumbo por el centro comercial, sin ninguna razón o plan en particular, como esperando a ver si veo algo bueno por ahí, como esa chica del tatuaje de las estrellas en la cintura. Me recuerda a la chica que vi en el concierto de Metallica, con un lindo tatuaje de Mariposas en la cintura, la cual coreaba las canciones de AC/DC antes del concierto. En una vidriera veo un libro que anuncia ‘1001 Campos de Golf que debes jugar antes de Morir’. ¡1001 campos de Golf! Ni el Tiger Woods podría a visitar esa cantidad de campos de Golf en su vida. Nadie tendría los recursos ni mucho menos el tiempo para lograr esa hazaña. Con los libros de las 1001 pinturas, 1001 Discos de rock y 1001 Libros que se deben leer estaba bien, pero ya esa franquicia esta cayendo en el ridículo. En otra vidriera veo dos libros no exactamente interesantes: Uno de Titina Penzini llamado 100% Chic, y otro de Margarita Zingg que habla del Glamour. Parece que lo fatuo e intrascendente está de moda. ¿Quién coño comprará esos libros, que además están dirigidos a un sector minoritario de la población? Si a escribir estupideces vamos, yo también podría producir 10 libros como esos, y mejor escritos. Por ejemplo, podría escribir un libro sobre las 1001 películas porno que debes ver antes de morir, u otro libro sobre cómo hacerse la paja sin perder el glamour. Ya en el interior de la librería, hurgo en los estantes. El titulo de un libro me atrae: ‘Las heridas abiertas’. Como soy un experto en ese tema, leo la contraportada, pero el libro de marras no promete calidad literaria. Encuentro otro libro cuyo titulo me atrae: ‘Ese maldito yo’. Veo que son aforismos de Cioran. Este si es un libro interesante. Al final me decido por un libro sobre batallas de la historia de España. Yo y mis obsesiones. Al caminar por la planta baja del centro comercial, paso frente a la tienda llamada Abstracta. Me entristezco al recordar que a Carola le gustaba entrar a esa tienda y entonces discutíamos sobre las cosas que compraríamos en nuestro apartamento. En fin, hay días en que mi amargura crónica amanece mas amarga de lo acostumbrado, y en esos días la orina que produzco es de color verdoso. Juro que esto es verídico, y este es uno de esos días. Decido que el tour ha terminado y me dirijo al metro.

III
Salgo del metro y noto con aprehensión que en los alrededores de la estación hay una cáfila de esa deplorable tribu urbana, de esos engendros del infierno regettonero que se hace llamar los Tukis. Paso frente a ellos con rapidez, esperando que no me atraquen. Algunos razonarán que los Tukis no son necesariamente delincuentes, pero la verdad es que no hay manera de distinguir entre los Tukis y los atracadores. Lo que es más, ambos grupos se mezclan y solapan. Yo, en particular, daría solución final al problema de los Tukis, los malandros, piedreros y demás escoria urbana haciendo un uso racional y responsable del Zyklon-B. Prosigo mi camino y entro al supermercado. Busco lo de siempre: jamón, queso, pan, galletas. Cuando camino por uno de los pasillos, unos resoplidos profundos me advierten de la presencia de alguien, o más bien algo de dimensiones importantes. Me volteo y veo una befa señora más gorda y más fea que ‘Precious’ Jones, la protagonista de le película de Lee Daniels. Me detengo y dejo que la bestia pase. Cuando ese bochinche de carne ambulante pasa de largo y quedo a sus hipopotámicas espaldas, no puedo evitar notar que debajo de la licra blanca que lleva hay una especie de mega hilo dental entre sus enormes y amorfas nalgas. Oh Dios, oh Dios, porque me castigas con esta visión infernal, aparta de mí este amargo cáliz visual.

IV
En el siguiente pasillo, me pasa al lado un señor alto, de apariencia extranjera, quizás de origen ruso o polaco. Al pasar de largo, el sujeto deja una estela de espeso hedor axilar. La puta que lo parió. Ándate al último pasillo y cómprate un ‘Mum Bolita’, que solo cuesta 10 BsF, so pichirre. Si vienes a este país, te bañas todos los días y usas desodorante, hijo de la gran puta. Que vaina con este tío, Jehová. El susodicho señor de las alturas me aparto del amargo cáliz visual solo para enviarme un más amargo cáliz olfativo. La tiene agarrada conmigo, este Dios cruel y vengativo. Yo creo que un esclarecido gnóstico de la antigüedad tenía razón cuando dijo que este imperfecto mundo no fue creado por el dios verdadero, sino por una deidad menor cuya fracción de divinidad tiende a cero, o quizás por un demonio. He ahí la solución al filosófico ‘Problema del mal’. En fin, apuro el paso para alejarme de la zona del violento ataque bioquímico. En el siguiente pasillo, noto con alegría que aún quedan panetones y compro dos. Al proseguir, me encuentro con una señora mayor a la cual se le cae una vela de la mano. Siguiendo automáticamente el caballeresco reflejo condicionado de recoger lo que una dama deje caer, tomo la vela del suelo y se la entrego a la señora. Toma vieja inútil, para que les prendas velas a tus putos santos, pienso, mientras silenciosamente le doy la vela. Gracias, muy amable dice la señora. De nada, vieja torpe, sal ya me mi presencia, digo para mis adentros. Sigo hacia el otro pasillo. Ah, ahí está el espécimen que faltaba: Nunca falta el cretino que se para con su carrito en todo el medio del pasillo, bloqueando el paso en ambos sentidos y luego se hace el desentendido. Como quisiera ser Cyclops, el de los X-Men y desintegrar a este huevon con mi rayo laser. Me dirijo hacia una de las colas para pagar en las cajas rápidas. Ahí está el vigilante ese del coño con la sonrisita sardónica, que te mira con cara sobrada de no-se-que-coño-de-su-puta-madre. Yo le suprimiría esa puta sonrisita con un batazo en la jeta, pero sé que debo abstenerme de estas efusivas muestras afectivas, que serian incomprendidas por la sociedad. Con alivio pago la cuenta y salgo rápidamente de ese zoológico.

V
Hoy miércoles llegué a las 11 PM muy satisfecho del cine, finalmente pude ver ‘Shutter Island’. Luego de expulsar mi producción diaria de heces, darme una ducha, comerme un pedazo de panetón mientras leía la prensa y luego ver porno y masturbarme (todo en ese orden específico), me siento a escribir un rato. Que buena película esta. No hay manera de que Martin Scorcese nos defraude, muy a pesar de los que se quejan de que las películas del director neoyorquino consideradas no canonícas, como ‘El Aviador’ o ‘New York histories’ no muestran lo mejor de este gran realizador. Una gran triller, que logra crear una atmosfera oscura, pesada, opresiva, perturbadora, y en la cual se logra mantener al espectador en su suspenso creciente hasta el dramático y sorprendente clímax. Me gustaron en particular las hermosas, extrañas y alucinantes escenas oníricas del filme. Enhorabuena, el director de ‘Taxi Driver’ y ‘Buenos Muchachos’ nos muestra una nueva faceta de su impresionante carrera. El filme que más me ha gustado este año, por encima de ‘The Hurt Locker’, ‘Precious’, ‘Invictus’ o ‘Avatar’. Sin duda, una película altamente recomendable para los amantes del buen cine. Gracias a Dios, hay Scorcese para rato.

VI
Es jueves en la noche, y estoy revisando el texto escrito el miércoles en la noche. El enemigo ha estado alborotado hoy. Tanto los hijos de putas taxistas de la planta baja como los huevones que viven arriba han estado particularmente activos en hablar sus huevonadas. No solo es eso, es que he notado ese patrón de comportamiento en todos los frentes de guerra. Para los neófitos, debo aclarar que considero un frente de guerra a cualquier sitio al que deba acudir de manera regular. Si tengo que ir al trabajo, ese es un frente. El edificio donde vivo es otro frente. El edificio de La Victoria es un tercer frente. Trato de mantener los frentes en un mínimo, porque de lo contrario quedo demolido. Por ejemplo, me gustaría ir a un gimnasio a hacer bicicleta o maquinas de trotar, pero eso implicaría un tercer frente diario, y eso seria agotador. Necesito tiempo solo con mis libros y mi música para recuperarme del desgaste del día. Necesito paz, y solamente la encuentro cuando estoy solo. Luego de este largo paréntesis, retomemos el tema de los jueves. Hay algo sobre los días jueves que no entiendo, el enemigo se alborota ese día, es como si esperaran algo de mí, pero no he logrado averiguar de qué se trata, mis antenas parabólicas no han logrado interceptar ninguna comunicación del enemigo que me ayude a descifrar ese misterio. ¿Por qué los jueves y no los martes o los miércoles? ¿Qué tienen de especial los jueves? A pesar de no saber la respuesta a este enigma, creo que quizás es mejor que sea así. Sabrá Dios que vilezas o que infamias estén tramando. Por si las moscas, les mando mi tradicional saludo a las hienas y los chacales que quieran joderme: Váyanse a joder a la puta que los parió. Muchas gracias, la gerencia.