Lamentablemente, el disco duro de mi Laptop colapsó el día 24 de Enero, y el documento Word con la nueva entrada que iba a ser publicada, aparentemente está perdido. Cuando las desgracias vienen, vienen en legiones, dijo el bardo de Stratford. Así que además de estar sin trabajo, sin dinero, sin IPOD, y sin cámara, ahora tampoco tengo mi Laptop. Eso sin contar con la inundación del apartamento que dañó gran cantidad de mis CD’s, películas y libros. Y para completar, todos los retrasos y contratiempos que he tenido con mis planes.
Sin embargo, decidí publicar un poema de Montejo, que volví a releer durante los primeros días de Enero, y el cual me impulsó a reanudar el ejercicio de la escritura. Con respecto a los delincuentes de cuello blanco que me acosan, a los bandidos del espacio radioeléctrico, ya habrá tiempo de lidiar con ellos. Si la invectiva de 14 páginas que ya tenía lista se perdió efectivamente, pues escribiré otra de 20 páginas. Pues bien ya lo dijo Ezequiel: “Ejecutaré contra ellos terribles venganzas, furiosos escarmientos, y sabrán que mi nombre es el señor, cuando mi venganza caiga sobre ellos”
VUELVE A TUS DIOSES PROFUNDOS
Vuelve a tus dioses profundos;
están intactos,
están al fondo con sus llamas esperando;
ningún soplo del tiempo las apaga.
Los silenciosos dioses prácticos
ocultos en la porosidad de las cosas.
Has rodado en el mundo más que ningún guijarro;
perdiste tu nombre, tu ciudad,
asido a visiones fragmentarias;
de tantas horas ¿qué retienes?
La música de ser es disonante
pero la vida continúa
y ciertos acordes prevalecen.
La tierra es redonda por deseo
de tanto gravitar;
la tierra redondeará todas las cosas
cada una a su término.
De tantos viajes por el mar
de tantas noches al pie de tu lámpara,
sólo estas voces te circundan;
descifra en ellas el eco de tus dioses;
están intactos,
están cruzando mudos con sus ojos de peces
al fondo de tu sangre.
EUGENIO MONTEJO.