martes, 2 de agosto de 2011

Una foto insolita




Cuenta la leyenda que Alejandro Magno, soliviantada su formación y disciplina macedónica luego de varios años viviendo entre los persas, les pidió a sus generales que se arrodillaran ante su egregia presencia. Uno de ellos, Cleto, se rebeló contra esta exigencia, exclamando que era un hombre libre griego, y que no se arrodillaría ante su igual. Entre los pueblos antiguos del medio oriente, como el persa o el egipcio, esa costumbre de adorar a los reyes se debía a que los príncipes eran considerados personajes divinos, descendientes directos de los dioses. Sus palabras no eran las simples palabras de un mortal, sino el mismísimo fuego sagrado de los dioses, revelado a los mortales. El mismo Alejandro presumía de ser hijo del rey del Olimpo, Zeus, que una noche cohabitó con su madre bajo el disfraz de una serpiente, sospecha que le fue confirmada por un complaciente oráculo en Egipto.

Con el paso de los siglos, los amables dioses fueron reemplazados por el Dios único y vengativo de Israel, y esta idea tuvo que ser adoptada a las nuevas circunstancias. Así, desde la edad media hasta la edad moderna los monarcas europeos y sus cómplices de la iglesia echaron mano a la conveniente teoría del ‘Derecho divino de los reyes’ para justificar su reinado y el culto a su persona, sosteniendo que "el derecho a gobernar es ungido por Dios". Así, los reyes no declamaban su divinidad, pero si su elección por la Dios único, conservando un cierto halo, un tufillo de divinidad. Y ya sabemos que en esa época meterse con la Santa Iglesia o con sus aliados solía ser nocivo para la salud.

Con el advenimiento de la ilustración y luego la revolución francesa, comenzó el declinar de las monarquías absolutas. El ascenso al poder de Napoleón Bonaparte significo un retroceso en este respecto, y su rocambolesca coronación como emperador, vestido de purpura, y asistido por el Papa, a quien quitó la corona de las manos para colocarsela el mismo, es paradigmática. Pero como el curso de la historia nunca se detiene, unos lustros luego de la debacle bonapartista comenzaron una serie de revoluciones civilistas europeas que dieron al traste con el resto los regímenes absolutistas europeos. En muchos casos, los reyes fueron reducidos a figuras decorativas, protocolares.

El siglo XX vio el surgimiento de terribles sistemas totalitarios, de índole fascista o comunista, que entre otras características compartían el culto a la personalidad del jefe de estado, que además fungía como presidente del partido único y líder máximo e indiscutible de la nación. Hitler y Stalin son dos ejemplos más conspicuos de este culto enfermizo y cuasi religioso donde el líder es infalible, incuestionable y todopoderoso. Un semi-Dios entre los hombres. “Me ilumina. Lo adoro. Me inclino ante su superioridad”, decía Goebbels luego de ver a su Fuhrer. Zinoviev decía que Stalin era ‘Un genio que solo nace cada 500 años’. Para no quedarse atrás, unos exaltados miembros del partido comunista chino exclamaban que “Mao es el genio más grande que hubiese vivido jamás”. Los gerifaltes del partido comunista cubano no se quedaban atrás a la hora de alabar al provecto ex-dictador cubano, al que muchos también calificaban –adivinen de que- de ‘Genio’.

Toda esta perorata viene al caso por una sorprendente fotografía que muestra a los cadetes de la armada venezolana arrodillados ante el arribo del líder máximo de la revolución bolivariana, de regreso de su viaje a Cuba tras cumplir con el tratamiento de quimioterapia. Independientemente de que este servil gesto haya sido espontaneo u obligado por sus superiores, esta genuflexión ante el jefe de estado me parece cuando menos, alarmante. Tratemos pues, de hacer una exegesis de lo que significa este gesto. Comencemos por consultar el diccionario, a ver que nos dice sobre la palabra genuflexión.

Genuflexión.
1. f. Acción y efecto de doblar la rodilla, en señal de reverencia, sumisión o adoración.

Veamos: Reverencia. Sumisión. Adoración. Esto huele muy mal. Y en la foto se ve peor. Pero sigamos. En caso de que esta muestra de reverencia haya sido debido a la investidura de presidente, ¿Por qué no habíamos visto esta acción antes? ¿Es que las nuevas reglas de protocolo así lo exigen? ¿Esto ya existía? En caso de que la última pregunta sea cierta, entonces debieron haber rendido este extraño homenaje a todos los presidentes anteriores. Pero hay algo que me dice que este gesto de sumisión no fue ante la investidura de presidente, sino un gesto ante Chávez el hombre, en su condición de líder máximo e indiscutible de la ‘Revolución’ y encarnación viviente de Simón Bolívar. Chávez el predestinado. Chávez el ungido. Chávez el profeta, que llevara a Venezuela a una era de oro. “Es que Chávez es Venezuela”, “Chávez es el pueblo”, “Ordene comandante” claman algunos dirigentes del partido de gobierno. El Fuhrer de los nazis desde su tribuna en Núremberg también clamaba: “Ich bin das volk”. Ya el paisaje venezolano está infestado de afiches, fotografías, murales y gigantografías de Chávez por todas partes. Todavía no se han atrevido con las estatuas.

Hoy, lunes 1 de agosto, leo las declaraciones de Diosdado Cabello: “Estamos alineados con Chávez, el jefe se llama Chávez, de eso no tenemos dudas". Casi al mismo tiempo, un general amenazaba: “No aceptaremos otro comandante que no sea Chávez”. Hace tres semanas, durante el desfile del bicentenario del 5 de Julio todos escuchamos a los militares mientras gritaban “Somos socialistas”. Que yo sepa, las palabras ‘revolución’ o ‘socialismo’ no están previstas en la constitución venezolana. ¿Acaso estos señores se están declarando traidores a la constitución avant la lettre? En caso de dudas, les copiaremos dos artículos de la constitución que viene al caso recordar.

Capítulo III
De la Fuerza Armada Nacional

Artículo 328.
La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta Constitución y con la ley. En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna.

Artículo 330.
Los o las integrantes de la Fuerza Armada Nacional en situación de actividad tienen derecho al sufragio de conformidad con la ley, sin que les esté permitido optar a cargo de elección popular, ni participar en actos de propaganda, militancia o proselitismo político.

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Pero hay otra cosa que me preocupa del gesto mencionado, y es la posible aplicación de la ley asociativa en este caso. Veamos, es harto conocido el hecho de que Chávez siente una desproporcionada admiración por el senecto tirano del Caribe - ahora en retiro- Fidel Castro, sobre su hermano, y sobre el régimen cubano en general. “No sé cómo llamar a Fidel, padre, mentor, líder, maestro”, ya dicho en repetidas nuestro caudillo tropical. Así que por ley asociativa tenemos que:

A le rinde pleitesía a B y
B le rinde pleitesía a C

Entonces

A le rinde pleitesía a C

De tal manera tenemos que estos genuflexos servidores de la patria y de su caudillo también deberían arrodillarse la próxima vez que el actual dictador cubano venga a Venezuela. No hacerlo sería tan congruente como un cura de pueblo que accede a besar la mano de su obispo, pero se niega a besar la del Papa. Pero ya nada nos sorprende en la stultifera navis en que se ha convertido este país. Si me preguntan en lo personal que pienso del gesto de los militares, solo puede decir cuatro palabras: Indigno. Servil. Denigrante. Vergonzoso. Un gesto verdaderamente insólito que mancha de nuevo la reputacion de las fuerzas armadas nacionales y que nos revela los extremos hasta donde ha llegado la secta chavista. Que a nadie le sorprenda que algún día salga en la ‘imparcial’ prensa oficialista una proclama parecida a la siguiente:

"¡Oh, Gran Stalin!
Nuestro amor, nuestra fidelidad, nuestra fuerza, nuestro corazón, nuestro heroísmo, nuestra vida. Todo es tuyo, cógelos, ¡Oh, Gran Stalin! Todo te pertenece, ¡Oh, líder de la patria! Ordena a tus hijos, son capaces de desplazarse en el aire y en la tierra, en el agua y en la estratosfera. Los seres humanos de todas las épocas y de todas las naciones dirán que tu nombre es el más glorioso, el más fuerte, el más sabio, el más bello de todos.”


Para cerrar este tema,y antes de irme a almorzar, los dejo con una admonición de la biblia:

“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”.