miércoles, 20 de julio de 2011

El feliz regreso de los sueños




“Vendrán las iguanas vivas
a morder a los hombres que no sueñan”

Federico García Lorca.


A pesar de haber quedado absolutamente jodido personalmente, profesionalmente y económicamente a raíz de la acción criminal e irresponsable de los hijoeputas de la radio, últimamente he estado de buen humor. Y una de las razones del regreso del buen humor es el regreso de mis sueños. Verán, durante más o menos tres años, casi no soñaba o no soñaba en absoluto. Y no faltara el sabelotodo que me diga: ¡Imbécil, pero si todos soñamos todos los días, solo que no lo recordamos! Por supuesto que esto es así, pero en mi caso hubo circunstancias especiales que me hacen pensar que de nuevo, mi caso fue diferente. Por un espacio de tres años, soñé unas pocas veces. Todos los días me despertaba muy cansado, como si no hubiera descansado, y con una sensación de que algo muy, muy malo había pasado en la noche, con un gran desasosiego, una sensación muy desagradable e indescriptible. Algunas veces, simplemente me despertaba asustado. Pero por más que trataba de recordar algo, aunque sea una sola imagen de los sueños, no podía recordar absolutamente nada, solo me venía a la cabeza una imagen totalmente oscura, si se quiere una pared negra. Nada, cero en absoluto. A veces me despertaba varias veces en la noche, con esa desagradable sensación de que algo malo acababa de pasar, muy frecuentemente agitado, con fuertes palpitaciones del corazon. Y esa inquietante sensación de no poder recordar nada en absoluto. Sentía que me algo me robaba los sueños. En algunas ocasiones tenía la sensación de que algo o alguien habían usado mi cuerpo mientras dormía, como si hubiera sido poseído por algún demonio o un espíritu ajeno. Ahora sé muy bien de que hablaban los seres supersticiosos que creían en los íncubos y otros horrores nocturnos. Y cuando hablo de ‘sensación’, es porque realmente no creo en posesiones ni otros cuentos de viejas, aunque cada día más me convenzo de que a este puto y asqueroso mundo lo hizo un demonio, un demiurgo siniestro.

Y cuando finalmente tuve el episodio psicótico, recuerdo que una noche pensé o soñé o aluciné (es difícil decir que sucedía realmente en esos días) una discusión entre varias partes de mi yo. Primero estaba el yo que como un simple espectador, presenciaba una pelea entre dos secciones de mi psique. Luego estaba el yo, que al mismo tiempo era Hugo Chávez, vestido de verde militar y boina roja. Este Chávez de la alucinación, que al mismo tiempo era el yo consciente, daba un encendido, vehemente y emotivo discurso donde defendía a mi ser consciente y a mi identidad personal contra los ataques de otro yo, que se había declarado en rebeldía, y al que el Yo-Chávez acusaba de sabotear mi vida, de menoscabar mis esfuerzos para mejorar mi vida. Una de las cosas que dijo el Yo-comandante y que me quedo en la memoria de esa noche, la noche de las noches, es la siguiente: ¡Ya ni los sueños me gustan, hasta los sueños me quitaste, maldito! Y en ese momento el Yo-espectador dijo: ¡Coño, así que eso es lo que está pasando! Y realmente es una lástima que no recuerde más cosas de ese tiempo, porque luego de un mes en cura de sueño (inducida por fármacos prescritos por el psiquiatra), casi todo se me olvidó. Y así comenzó el lento proceso de recuperación, que fue interrumpido por los hijoeputas de la radio, con sus ataques injustificados y su sarta de mentiras en contra mi persona. Y es que los muy hijoeputas me agarraron en mi momento más vulnerable. Agravado ademas por la ruptura con Carola,que de me dejó sin brujula. Veran, luego de un episodio psicótico, en el cual toda tu psique queda rota en mil pedazos, quedas muy sensible ante el mundo exterior, te sientes extremadamente frágil. Tu ‘Yo’ está en proceso de reconstrucción, y solo una débil y delgada capa te separa del torrente de emociones y comportamientos irracionales del inconsciente. Todo te causa miedo, inquietud, sospechas,y a veces simple panico. La experiencia psicótica, es básicamente una experiencia terrorífica. Recuerdo que dos semanas luego de terminar la cura de sueño, tuve que ir al velatorio de la madre de un cuñado. Era la primera vez que salia de la casa luego del episodio psicotico, y con gran aprehension,me digiri a la funeraria. Al notar que ninguno de mis hermanos estaba todavía presente en la sala, me tuve que salir de la funeraria de inmediato. Me sentía vulnerable, muy expuesto a ataques por parte de esas personas que no eran familiares directos. Vainas de la paranoia.

Y solo fue hasta hace unos pocos meses que realmente me he sentido totalmente recuperado de ese triste episodio. Y ese largo periodo de fragilidad psicológica y de total bloqueo de los sueños coincidió con el tiempo en que se decía que yo hablaba dormido, diciendo no se qué clase de barbaridades que no tienen que ver con mi persona, con mi yo consciente. Y por lo que escuche por ahí, cosas totalmente divergentes con mi personalidad e identidad personal, cosas que yo no pienso, ni siento, ni jamás me pasan por la cabeza. Cosas realmente vergonzantes en muchos casos. “No por mí, si no en mi ha ocurrido. Entre mí y mi, ¡Que diferencia”, decía asombrado Agustín de Hipona. Pero es el inquietante hecho de que en todo ese tiempo no haya podido recordar absolutamente nada de los sueños, es ese detalle el que me parece muy importante y me hace pensar que eso era la manifestación de una escisión totalmente separada de de psique, tanto a nivel consciente como a nivel inconsciente. Una escisión,una disociación psicótica de la que nada se, ni quiero saber, y que afortunadamente, con el regreso de la estabilidad psicológica, ya se fue al carajo. Ida. Gone with the wind. El gran dragon negro, las fuerzas que acechaban desde las sombras fueron sometidas y aplastadas por mi voluntad consciente, y eso es lo mejor que pudo haber pasado. A veces, mantener el status quo es lo mejor. Ahora bien, porque sucedió todo esto, si todo lo relatado fue una manifestación de un proceso de forclusion freudiano, o como decía Jung, el colapso mental fue un proceso auto regulatorio de la psique destinado a completar el proceso de individuación, el encuentro con la sombra, no lo sé. Lo que si se, es que durante este evento estuve al filo de la destrucción, de mi desaparición como persona. Fue como el encuentro de la materia con la antimateria. Solo se podían destruir el uno al otro. Como en la doctrina militar de la Union Sovietica y de EEUU durante la guerra fria, ambos bandos tienen la destrucción mutua asegurada. Es un milagro que no me haya suicidado o que no haya perdido completamente la cordura. Eso me recuerda el final de una canción de Porcupine Tree, que trata sobre un viaje inducido por LSD:

“Brians' rocky journey ended 12 hours after it had so innocently begun, he was shattered by it …
… on voyage 34 he finally met himself coming down an up-staircase, and the encounter was crushing.”

Como dije anteriormente, no soy profesional de la salud mental para saber exactamente que pasó, y no soy nadie para meterme en los misterios del alma humana. Ni muchos menos tenian derecho a meterse en este asunto los payasos psico-terroristas de la radio. Lo que sí sé muy bien, es quien he sido, quien soy y quien seré, y por quien NO soy, y eso no me lo puede quitar nada ni nadie, ni siquiera una caterva de cretinos de mierda balbuceando estupideces por la radio. Ya lo dice muy bien la canción de Génesis:

“I know what I like, and
I like what I know …”

Así que desde hace unos pocos meses, me despierto descansado, de buen humor, y sobre todo, recordando vívidamente todos mis sueños, como por ejemplo, el sueño del tren. Este es uno de esos sueños repetitivos, que de tanto soñarlos, los reconoces en alguna parte de la misma ensoñación. Estoy montado en el tren de Utrecht a Ámsterdam, vestido de traje y corbata y con sobretodo negro, el cual era mi ajuar de trabajo en los años durante los cuales trabaje en proyectos en Holanda. El paisaje es típicamente holandés: Totalmente plano y verde, muchas granjas y ganado vacuno. No hay ninguna marca en el paisaje que me indique en donde estoy, pero sé que estoy entre Utrecht y Ámsterdam. Una de esas raras certezas de los sueños, como si alguien hubiese escrito previamente el guion del sueño indicado la locación de las escenas. El vagón del tren está totalmente vacío, a excepción de una rubia y bella azafata de KLM, que está sentada en el extremo del vagón. Yo la miro desde la distancia, y ella me mira. Nadie habla, la atmosfera del sueño es lenta y extraña, como en una película de Kubrick. Me siento en paz, mirando el bucólico paisaje rural. Hay una calidad eterna en este sueño. En algún momento recuerdo que ya he soñado esto y me digo a mi mismo: Hey, este es el sueño del tren. De pronto, una de las puertas del vagón se abre y alguien pasa caminando por el pasillo. Es mi padre. Al pasar junto a mi asiento, me saluda: ¡Hola hijo, como estas! y yo le respondo: ¡Epa papa, como estas! No me pregunto cómo es posible que este ahí, porque en mis sueños los viejos siguen vivos. Luego mi padre sigue su camino y sale del vagón. Yo sigo mirando hacia afuera. Vacas. Me pregunto qué carajo hacia mi papa en el tren a Utrecht. Vainas locas de los sueños. Pero a los sueños no se les cuestiona, como bien decía la canción de Eurithmics:

“Sweet dreams are made of this, who am I to disagree …”

Como detalle curioso, recuerdo que al salir de tren estaba en la séptima carrera de Bogotá. Con respecto a la barbie holandesa que aparece en el sueño, ella si corresponde perfectamente al contexto de la ensoñación, porque una vez vi realmente a esa linda azafata en el tren que iba de Ámsterdam a Schipol. Recuerdo que ese día tuve que ir buscar al aeropuerto a un colega que iba a llegar de Venezuela. Quizás todo ese sueño corresponda a un extrañamiento de esa época, en la cual mi vida era tranquila y agradable, luego de unos años realmente oscuros e infernales que marcaron mi psique para siempre. Cierto, aparte de los colegas no tenía amigos, ni mucho menos relaciones amorosas, pero por lo demás, mi vida era tranquila. Me tomaba todas las cervezas que podía viendo bandas de rock en vivo, me fumaba mis porros tranquilamente en los Cofee Shops, podía comprarme todos los discos de música y todos los libros que quería, iba a todos los conciertos de rock que había (U2, The cure, Marillion, Deep Purple, Metallica, etc), y si me aburría mucho en Holanda me iba por el fin de semana a Colonia, Bruselas o a Paris. Ah y por supuesto si estaba borracho me iba de puterismo al barrio rojo de Ámsterdam donde ya tenía unas amigas fijas. Pero lo más importante de esos tiempos era que nadie se metía con mi persona, nadie me jodía la vida, estaba lejos del alcance de las jaurías de chacales. Y esa tranquilidad en tu vida es irreemplazable.

Y si el sueño del tren es kubickiano, el que tuve el pasado fin de semana es felinesco: Me encontraba en la playa, con el agua casi hasta el pecho, con muchas mujeres. Las mujeres correspondían a distintas épocas, sitios donde he estado y trabajos que he tenido. Todas tenían algo en común: todas me habían gustado, y tuve fantasías sexuales con todas ellas, aunque nunca pude tener nada con ninguna, mi torpeza social y otros factores siempre me impidieron siquiera estar cerca de eso. La atmosfera era festiva, y para mi alegría todas las chicas se llevaban muy bien unas con otras. Dos de ellas me restregaban la espalda y me echaban agua, entre risas. Unas señoras gordas se paseaban por la playa, y yo me alegraba de estar en el agua con las chicas. Como les dije, totalmente felinesco. Al final el sueño se torno erótico y tuve sexo con una de las chicas. Obviamente este sueño fue inducido por haber vuelvo a ver Ocho y medio, la obra maestra de Fellini la semana pasada. Los sueños también pueden tomarse prestados. Pero sean prestados, inducidos, o absolutamente originales, todos necesitamos soñar. Solo los sueños nos permiten acceder a un mundo de fantasía donde todo es absolutamente posible y donde nuestras más salvajes fantasías se pueden hacer realidad: Puedes volar por encima del Himalaya, crear edificios de arquitectura increíble, inventar paisajes naturales extraordinarios, reencontrarte con tus padres fallecidos, viajar a Egipto o a Estambul, tocar en concierto con Rush y tener sexo con esa chica que nunca te tiraba ni peos. En los sueños somos un dios omnipotente, solo ahí podemos ser el verdadero rey de nuestra creación y de esta manera consolarnos de las miserias de la vida diaria. Dulces sueños, bienvenidos de nuevo a mi vida. Cuánta razón tenía Antonio Machado en su sabio verso:

“De toda la memoria solo vale
el don preclaro de evocar los sueños”


PD. Hoy Jueves 21 tuve un sueño muy creativo. Un detalle que se olvido describir, y que celebro con el regreso de los sueños, es que ahora casi todos los días cobro conciencia de estar soñando, y en ese momento soy un Dios que puede crear todo lo que se me antoje. Hoy hice una ciudad que tenia varias catedrales con cúpulas enormes, como la de St. Paul en Londres, y luego empecé a volar para ver mejor mi creación. Pero hubo un momento en que volé demasiado lejos, y ya no había edificios, sino bocetos arquitectónicos. Luego volé aun mas lejos y solo había borrones. En ese momento me di cuenta de que habia volado demasiado rapido y no le habia dado tiempo a mi mente a crear mas edficios para mantener la ficcion del sueño. Como diría un español: De puta madre.

PD 2. Hoy viernes 22 tuve un sueño en cual yo era una estrella de rock, y estaba preparando el próximo disco de mi banda. Estaba casado con una poetisa, y teníamos dos hijos. La casa estaba ubicada en una hermosa zona rural. Luego mi esposa dio un recital de poesía en el bosque, mientras me abrazaba. Al terminar el recital caminamos por la orilla de un profundo barranco, que daba a un estuario, a la desembocadura al mar de un vasto y poderoso rio. Noté que bajando por el rio venia una enorme ola producida por el reflujo de la marea. De pronto era un surfista, y tenía necesidad de tomar esa ola única, así que busqué mi tabla y me fui a surfear. (?) Mas tarde estaba en África, haciendo labores de inteligencia y contrainteligencia para la CIA en diversos países y ciudades. En un momento hice quejas sobre la liviandad y falta de criterio de mis superiores, que ponian en riesgo la seguridad de las operaciones. Caminando por una calle, el siniestro enemigo, siempre en busca de mi destrucción, me reconoció, y pronto comenzó una persecución al estilo hollywoodense. Pero yo, raudo y astuto, pude escabullirme de mis enemigos zigzageando a través de las estrechas callejuelas de Dakar, montado en mi veloz Vespa.


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CIUDAD SIN SUEÑO
(NOCTURNO DE BROOKLYN BRIDGE)

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.
No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.
Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.
Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,
a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente
o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,
hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,
donde espera la mano momificada del niño
y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.
No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!
Haya un panorama de ojos abiertos
y amargas llagas encendidas.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
Ya lo he dicho.
No duerme nadie.
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.

Federico García Lorca.