Hoy jueves 12 de abril, es uno de esos días en que odio especialmente a los señores de la radio. ¿Y por qué habréis de odiar especialmente a vuestros nobles ‘benefactores’? Sencillamente, porque esta noche, a esta hora, las 10:30 pm, debe estar en su apogeo el concierto de Marillion. Encima de eso, Steven Wilson, el músico más brillante de la galaxia en la actualidad, va a tocar en Caracas el fin de semana. Y no tengo ni para pagarme el pasaje para Caracas, mucho menos para ir a los conciertos. Aparte de esas pequeñas miserias, tengo dos semanas con la urgente necesidad de tomarme una cerveza. Nada más desesperante que la impotencia de no poder tomarte una cerveza. El próximo fin de semana es el clásico Real Madrid-Barcelona. Un clásico sin cerveza es como un jardín sin flores. Por cosas como estas me cago y me recago mil veces en los hijos de puta de la radio.
He estado de mal humor en las últimas dos semanas, ya que estoy redactando mi próxima entrada en el blog, y eso me ha hecho remover de mi memoria hechos traumáticos y depresivos que generalmente trato de dejar en el desván de los malos recuerdos. Sin embargo, la catarsis me hace bien al final. Mientras tanto, los señores de la radio hablan y hablan huevonadas. ¿Quieren que les responda? Pues les voy a responder a todos. No voy a ser amable. Ya deberían saber que no lo puedo ser. No me nace. No sería yo mismo. He estado escribiendo desde hace dos semanas y no sé cuánto tiempo más voy a tardar en terminar mi entrada en el blog, ya que estoy dejando fermentar el texto. Mientras más tiempo pase, mas veneno destilo, y mejor se pone mi escrito.
PD. Se me había olvidado algo, la vaina del sábado es aun peor. El clásico solo lo pasan en Direct-TV, y mi hermano no va a estar en su casa ese día. No solo es un clásico sin cerveza: No hay clásico en absoluto para mí. Fuck.