"Padre, aparta de mí este cáliz."
Jesus, el Cristo.
Deploramos el reciente lanzamiento al mercado de una nueva cerveza ‘Extra-Light’, como si no fuera suficiente con esa infame colección de orines rancios que dan por llamar cervezas ligeras. Victimas de los todopoderosos expertos en mercadeo que propugnan el advenimiento de la nueva era del Fitness y el Low Carb Food, las cervezas criollas compiten unas con otras a ver quien es mas Light, es decir, mas desabrida y con menos cuerpo, en una carrera suicida que parece tener fin solo cuando nos vendan ‘Cervezas’ con una composición de 100 % agua pura del manantial y 0% de alcohol. Simplonas limonadas disfrazadas de dignas hijas del lúpulo.
Aparte de la Solera Verde, solo queda la ‘Cerveza Tovar’ como testimonio en estas tierras de lo que debe ser una cerveza de calidad. Extrañamos los tiempos en el país había cervezas como la vieja cerveza regional (la antigua cerveza Zulia) una cerveza ligeramente oscura, con una personalidad, bouquet y sabor muy diferenciados. La rueda del progreso y del mercadeo aplastó las diferencias, y ahora el monótono y desabrido sabor ‘Light’ reina de manera suprema, para desventura y desazón de los catadores de verdadera cerveza. Como si no fuera suficiente con un país forzadamente pintado de rojo rojito, el país cervecero es todo Light, very Light. Advertimos a la Polar de que si osan tocar a la Solera Verde, conocerán la ira infinita de un fundamentalista del lúpulo, de un Osama de la cerveza criollo. Ha llegado la hora de tomar acción.
En el nombre de Baco, en el nombre del espíritu del lúpulo, en el nombre de los fermentadores de cebada en Babilonia, en el nombre de los monjes destiladores de Flandes, en el nombre de los maestros cerveceros de Pilsen, en el nombre de Olafo el amargado y de Homero Simpson, conmino a los catadores de cerveza venezolanos a que comencemos la revolución anti-light. Hagamos una marcha hasta las fábricas de cerveza en Valencia, Caracas, Barquisimeto o Maracaibo para demostrar nuestro poder. Nuestros gritos de guerra serán:
“Arriba, Abajo, las Light pa’l carajo” o
“No queremos limonadas, déjense de guevonadas”
“Uh, Ah, la panza no se vá”.
Es sábado, paso enfrente de una licorería con sus habituales borrachines. Se que no habrá ninguna revolución. Obnubilados por una aplastante publicidad, los viejos catadores de cerveza han sido reprogramados para olvidar el pasado y solo recordar las cervezas de esta etapa del oscurantismo Light. La gran mayoría de ellos carece de criterio propio y de sentido histórico. Son como aquel tonto que luego de ver los peces de una pecera por 10 minutos, comienza a hacer burbujas con su propia saliva: Blub, Blub, Blub… A los jóvenes catadores no se les puede culpar. Son como un animal que nació en una oscura cueva y no extraña la luz, la cual desconoce. Habrá que resignarse a esta arbitraria imposición de las maquinarias del mercadeo, no sin dejar constancia de nuestra repulsa. Como extrañamos una ‘De Konig’, una ‘Palem’ o una ‘Tuborg’. Ah, las amarguras sin fin de los desarraigados, de los que no saben a donde pertenecen.
PD: Escribí este articulo el día Domingo. Ayer miércoles, Carolina me recordó que efectivamente hubo una cerveza con 0% de alcohol, un vil engendro llamado ZERO, el cual duró un mes en el mercado antes de desaparecer de la historia. Quizás haya algo de sensatez por allá afuera…